الاثنين، 9 مارس 2020





En este artículo de 1961, se plantea un análisis estilístico al Polifemo de Luis de Góngora. En el desarrollo de su trabajo, se afirma que, a pesar de la extensa lista de obras que abordan la fábula de Polifemo y Galatea, la versión de Góngora destaca por el carácter “sinfónico-musical” que alcanza el lenguaje poético y por la utilización del contraste o más bien del enfrentamiento del contrario como recurso temático y estructural, lo que hace del la obra de Góngora una formulación original del arte barroco.



Luis de Góngora, Fábula de Polifemo y 
Galatea, estrofas 62-63 (1611)




El amor de Acis y Galatea (estrofas 23-42)

Un día, Galatea se queda dormida a la orilla de una fuente, adonde llega el joven Acis para beber agua (23-24). Acis, bellísimo hijo de un fauno, adora a Galatea, y le deja a modo de ofrenda un cestillo con leche, almendras, manteca y miel (25-27). Cuando Galatea despierta, se pregunta de quién será el regalo (28-29) y, justo entonces, Cupido la hiere en el pecho con una de sus flechas de amor (30-31). Galatea queda así enamorada de Acis, a quien encuentra poco después tumbado en la hierba, con los ojos cerrados, así que interpreta que está dormido, cuando en realidad Acis está fingiendo el sueño (32-37). De repente, el joven se levanta e intenta besarle el pie a Galatea, quien se asusta mucho (38). Al poco, sin embargo, la ninfa cede a los requerimientos de Acis, y los dos jóvenes se reclinan bajo una peña rodeada de frondosas hiedras, donde se besan y se entregan al amor (39-42).
La ira de Polifemo (estrofas 43-63)
Está atardeciendo y, mientras Acis y Galatea disfrutan de su amor, Polifemo sube a la cima de un peñasco que domina la playa y empieza a tocar su zampoña (43-44). Al oír la música, Galatea se asusta tanto que piensa en huir, pero acaba permaneciendo junto a Acis (45). Polifemo entona una canción en que llora el desdén de Galatea, siempre inaccesible a sus galanterías (46-58), e interrumpe de pronto su canto para apedrear a unas cabras que están destrozando unas viñas (59). Algunas piedras caen muy cerca de Acis y 

Galatea, quienes, asustados, corren hacia el mar (60).
. Al ver a la pareja, Polifemo sufre un brusco ataque de celos y arroja una enorme peña sobre Acis, quien muere aplastado (61-62). Desesperada, Galatea llama a las divinidades marinas, que convierten la sangre y los huesos de Acis en un cristalino arroyo. El agua avanza hacia el mar, donde es recibida por Doris, madre de Galatea, quien nombra a Acis 
Río de Sicilia

ESTROFA XLVI 


«¡Oh bella Galatea, más suave
que los claveles que tronchó la aurora;
blanca, más que las plumas de aquel ave
que dulce muere y en las aguas mora;
igual en pompa al pájaro que, grave,
su manto azul de tantos ojos dora
cuantas el celestial zafiro estrellas!
¡Oh tú, que en dos incluyes las más bellas!


  • Prosificación: «¡Oh bella Galatea, más suave que los claveles que tronchó la aurora; [en cuanto a] blanca, más que las plumas de aquel ave que dulce[mente] muere y en las aguas mora; igual en pompa al pájaro que, grave, dora su manto azul de tantos ojos cuantas estrellas [doran] el zafiro celestial! ¡Oh tú, que en dos incluyes las más bellas!
  • Notas: La tradición dice que los cisnes - que no cantan - entonan un canto muy dulce cuando sienten que van a morir.
  • Observaciones: Galatea es mas suave que la luz rosada de la aurora, más blanca que las plumas del cisne, más majestuosa y elegante que el pavo real, el cual dora su manto azul con más ojos que estrellas doran el cielo. En Galatea están las dos estrellas más bellas (sus ojos).

Comentarios:

Ésta es la primera de las tres estrofas que Polifemo emplea en invocar a Galatea, inicio del largo canto de Polifemo, que se extiende por 13 octavas. Según la fama que le precede, cabría esperar un canto horrible, monstruoso y tosco, pero en realidad es todo lo contrario: es un canto de amor dulce, tierno e inteligente. Con la única excepción (justificada) de la estrofa LV, no hay en él un solo hipérbaton violento, confuso o desagradable. Al contrario, el canto es una perfecta pieza de oratoria.
En esta primera estrofa Polifemo describe a Galatea con las mismas metáforas que el narrador ha empleado en la estrofa XIII. Ello sugiere que el deseo que la ninfa suscita en el cíclope no es superficial, sino que éste sabe apreciar y valorar toda la belleza de Galatea (la misma técnica empleada con Acis en la estrofa XXIV).
Conviene observar la diferencia radical entre el Polifemo de Góngora y el de Ovidio. El de Ovidio sí que es tosco, torpe y ridículo. Por ejemplo, también empieza su discurso con halagos hacia Galatea, la culminación de los cuales son los versos siguientes:
mollior et cygni plumis et lacte coacto,
et, si non fugias, riguo formosior horto.          (Metam. 13.796-13.797)
(más suave que las plumas del cisne y que la leche cuajada y, si no huyeras, más hermosa que un huerto regado.)
El cíclope estropea el efecto de una metáfora elegante con una rústica alusión a la leche cuajada, y su mayor halago es comparar a la ninfa con un huerto (eso sí, un huerto regado). El resultado es un discurso ridículo de Polifemo y unos magníficos versos de Ovidio. Góngora habría sabido seguir magistralmente este modelo, pero se aparta deliberadamente de él. Su Polifemo va a ser el más complejo de los personajes de la fábula: un ser brutal que trata de refinarse por amor, pero no comprende todo lo que ello conlleva y sólo lo consigue en parte, y cuando ve que sus esfuerzos son vanos resurge en él el monstruo y desencadena el trágico final.
Sin anticipar acontecimientos, lo que podemos decir ante esta octava es que la impresión que se obtiene al ver a Polifemo o la que se desprende de su fama no se corresponde en absoluto con la que se obtiene al oírle hablar.

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